La diáspora cubana ha desperdigado por doquier el talento de sus músicos. Es una suerte que aquí en España podamos disfrutar del que atesora el joven trompetista Carlos Sarduy, afincado en Madrid desde 2005, adonde llegó con una primera y excelente grabación como líder (“Charly en la Habana”) bajo el brazo. A pesar de su juventud ya ha colaborado con numerosos músicos de jazz como David Murray, Chucho y Bebo Valdés, Esperanza Spalding o el también cubano Román Filiu, con el que grabó el brillante “Blowin’ Reflections” (2005). Si el sonido de la trompeta define mejor que ningún otro las maravillas musicales de la isla caribeña, el de Carlos Sarduy es la mejor embajada de su quintaesencia y la mejor excusa para bajar las escaleras del Milano durante la Semana Santa.
