Pedro es el director de Milano Jazz Club y es una persona sumamente detallista, tanto que pudo triunfar en el mundo de la publicidad como atrezzista, avalado única y exclusivamente por su talento. Apasionado con su trabajo como barman, se siente igual de cómodo en coctelería clásica como moderna. Le fascinó la primera la primera hace 20 años, cuando la conoció a través de Boadas, pero también disfruta innovando.

Se enamoró de Milano Jazz Club cuando entró por primera vez como cliente. Aporta al equipo de Milano su perfeccionismo, su gran capacidad de autocrítica y una gran dosis de psicología, esa que todo buen barman que se precie ha de tener. Esa que hoy parece relegada a las películas.

Nació en Almería aunque toda su familia es de Granada. Llegó a Cataluña con 5 años y se siente catalán, aunque no le hacen falta banderas para demostrarlo. Además de la publicidad y la coctelería, le encanta cocinar, ir a mercadillos y comprar cosas antiguas, pero, sin duda, su mayor pasión es viajar, comprar un billete de ida y descubrir mundo, en especial los rincones de Asia.

Sin duda, Pedro es una de esas personas cuya curiosidad innata le permite enriquecerse como persona allá donde está, aprender de las personas, de las situaciones, de los detalles. Oírle hablar te da ganas de mejorar, de emprender, de disfrutar de la vida haciendo lo que sea que hagas en cada momento… y de reír, con su humor ácido y su ironía fina.

 

En la imagen, Pedro agita un cocktail

 

¿A cuándo se remonta tu relación con el mundo de la coctelería?

Dedicándome a la coctelería clásica debo llevar alrededor de cinco años, aunque siempre he estado relacionado con el mundo de la hostelería.

¿Cuáles son tus orígenes laborales?

Yo vengo de un mundo muy diferente, el de la publicidad. Era atrezzista y me gusta mucho lo que hacía. Estuve muchos años dedicándome al mundo de la publicidad, un mundo muy duro. Se vivieron unos años muy buenos

La coctelería y la publicidad son dos mundos muy diferentes… 

Durante años combiné mi trabajo en publicidad con el de camarero en un chiringuito que tuve en la playa. Para mi estar detrás de una barra siempre ha sido un hobby, la coctelería siempre ha sido un hobby para mí. Mis padres tenían un restaurante, un bar de menús, y de pequeño ya estaba con ellos ayudando en lo que podía. Y la publicidad apareció en mi vida como un reto. Yo me pongo retos y uno de ellos fue entrar en ella, yo quería hacer publicidad. Tenía amigos que se dedicaban a eso…

¿Y cómo conseguiste entrar? Es un mundo muy cerrado…

Pues demostrando valía porque en realidad no tenía preparación. Soy manitas, me gusta crear cosas… un día necesitaban a alguien, me llamaron a ver si podía echar un cable y poco a poco me fui metiendo… he estado casi diez años. Empecé haciendo asistencia de rodaje y acabé siendo atrezzista profesional. He hecho alguna serie de televisión para TV3, hice algún capítulo para series americanas que se rodaban aquí…

 

La técnica del escanciado en manos de Pedro

 

¿Y qué te gusta más la coctelería o la publicidad?

Yo cuando me dedico a una cosa es porque me gusta y creo en lo que hago. La publicidad me gusta, pero ahora me dedico a esto, que me encanta, y creo en esto.

¿Dónde aprendiste coctelería?

Yo, en realidad, las primeras recetas de cocktails que aprendí, las aprendí a través de libros, de forma autodidacta. Cuando tenía el bar en la playa yo pensé que tenía que poner cocktails y comencé haciendo los típicos: mojito, caipirinha, margarita… Me empecé a interesar por el mundo de la coctelería hace más de 20 años. Yo vivía en las Ramblas y descubrí un día el Boadas y me apasionó este mundo. Allí descubrí el mundo de la coctelería clásica y para mí fue increíble. Después trabajé en una coctelería de Sabadell y me estuve formando durante más de un año para poder ser un buen barman. La formación en este mundo es constante, cada día puedes aprender algo nuevo.

¿Cuál es tu cocktail preferido?

Cada cocktail tiene su momento, pero algunos de mis preferidos son un Margarita bien hecho o un buen Negroni.

¿Cómo conociste Milano Jazz Club?

La primera vez que entré en Milano me quedé enamorado del local. Lo conocí como cliente y ahora trabajando aquí vengo con ilusión a trabajar.

¿Qué opinas de la combinación de jazz y cocktails?

Es una combinación muy acertada. Está saliendo muy bien gracias a diferentes factores: la gente que trabaja aquí, el local, los buenos conciertos que afrecemos… se juntan unos cuantos factores y me parece que se consigue una gran propuesta para los clientes. Al principio fue una apuesta arriesgada porner música en directo en una coctelería clásica, pero ha funcionado muy bien y a la gente le gusta mucho.

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