Albert Bover y Marco Mezquida son dos de los mejores pianistas —y de los más solicitados— de sus respectivas generaciones: Bover de la que emergió en Barcelona a comienzos de los 90 y Mezquida de la que salió a la palestra, en la misma ciudad, veinte años más tarde. Bover y Mezquida —o Mezquida y Bover— dominan el arte de las 88 teclas con un discurso seductor que atrapa desde el minuto 0, con altas dosis de sensibilidad y buen gusto, como el del “repertorio demoníaco” de composiciones propias y ajenas que nos proponen en Nosferatu. Es sin duda un diálogo a cuatro manos de altos vuelos.